domingo, 8 de enero de 2012

IRA


Despertó muy enojado, no por el perro que no dejaba de ladrar a madia madrugada; sino por la indignación de que aquel animal no tenía agua ni comida y la noche era fría, él también sufría porque no había forma de hacer algo por el canino mancillado.
     A la mañana siguiente su furor era tan grande, la zotehuela se había convertido en tumba para el animal de color oscuro.

Por mayo

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